El calor del verano no debe ser una razón para dejar de realizar ejercicio físico. No obstante, es necesario adaptar los horarios, evitando las horas centrales del día, o realizando ejercicio físico en locales climatizados o en el agua.
En estas épocas es necesario aumentar la hidratación, especialmente en aquellos casos en que la actividad física es mayor de lo habitual o cuando el control glucémico no es adecuado.
En cualquier caso, mantenerse activo también en verano asegura más salud y mejor control de la diabetes.