En las vacaciones muchas personas tienden a modificar sus hábitos alimentarios. Unas veces se alteran los horarios, otras se sale a comer fuera de casa, en el restaurante o en la playa y, casi siempre, se eligen algunos alimentos diferentes a los del resto del año. Todo ello supone adaptarse constantemente a otros alimentos, cocinados de formas diferentes a las que se está acostumbrado. Si no se realiza una buena elección de los alimentos pueden aparecer desequilibrios en los niveles de glucosa en sangre durante esos días.
Los viajes suponen otra situación especial. Desde el punto de vista nutricional, la preparación del viaje es imprescindible, pues se puede encontrar la información sobre los alimentos y platos típicos de la zona a visitar. Es básico tener conocimientos que permitan diferenciar aquellos alimentos que aportan hidratos de carbono de los que no los aportan. En un nivel posterior, especialmente en aquellas personas tratadas con insulina, se debería poder identificar el contenido en hidratos de carbono de los alimentos.
Los desplazamientos, sean en coche, en tren o en avión, también suponen un reto importante. Los horarios se modifican, con retrasos que pueden alterar las horas de las comidas habituales. Puede ser una buena idea tener a mano algún suplemento que contenga hidratos de carbono, en forma de líquido o de alimentos sólido como barritas o un pequeño bocadillo para evitar problemas en los controles de los aeropuertos
Las estancias en los hoteles durante las vacaciones suponen una tentación irrefrenable, pues se acaba tomando una cantidad mayor de alimentos que la que se toma en el día a día. Atención especial a no aumentar la cantidad de alimentos ricos en hidratos de carbono como pan, pastas, arroces o dulces. Este exceso puede dar lugar a hiperglucemias importantes a lo largo de las vacaciones.
No obstante, en aquellos viajes en los que se realiza más actividad física de lo habitual, como una ruta de trekking o la visita a una gran ciudad con largas caminatas, puede ser necesario incluir una cantidad de hidratos de carbono algo mayor, preferentemente en forma de alimentos de bajo contenido calórico como frutas o pequeños bocadillos, evitando la bollería. En este caso, se recomienda aumentar el número de controles de glucemia para adaptar el aporte de hidratos de carbono según sea la actividad que se esté realizando y así evitar la aparición de bajadas de glucosa o hipoglucemias.
Para más información puedes consultar las equivalències y los manteles educatives en:
https://diabetesalacarta.org/equivalencias-entre-alimentos-para-diabeticos/